Que haya una feria en torno al libro es siempre de agradecer, a pesar de todas las estridencias que hubiera que limar, puesto que nunca llueve a gusto de todos. Mi experiencia personal, a lo largo de unos cuantos años, es positiva, por eso animo a participar de alguna u otra manera.
Mentengo firme en mi memoria la participación que tuve con ocasión de la publicación de Una parada obligatoria. En medio de aquella vorágine aparecimos los dos -el libro y yo- dispuestos a dar de si lo que llevábamos dentro. No tiramos cohetes, pero participamos, que era lo importante.
Valgan estas lineas para rememorar aquellos días, al tiempo que recomiendo en estas fechas darse una vuelta por la Plaza Nueva de Sevilla, en el horario que mejor cuadre a cada cual. No se arrepentirán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario